IMPULSIVIDAD O FALTA DE AUTOCONTROL

La falta de control de impulsos es una de las mayores preocupaciones que los padres y madres presentan en consulta. En muchas ocasiones la impulsividad se asocia de manera errónea al Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), pero en realidad la falta de control de impulsos es mucho más habitual de lo que se piensa, va variando a medida que el niño crece y se convierte en adolescente.

Es importante tener en cuenta que la adolescencia es un período crucial para el desarrollo del cerebro y más concretamente la corteza prefrontal, que es la responsable de habilidades como planificar, establecer prioridades y tomar buenas decisiones, esta zona es una de las últimas partes del cerebro en madurar, por ello no es de extrañar que el control de impulsos en esta edad sea deficiente, siendo muy frecuentes comportamientos impulsivos, conductas de riesgo y de exploración, entre otros.

¿Qué es la impulsividad o falta de autocontrol?

Primero es importante saber que el autocontrol no es una habilidad innata, sino que tenemos que aprender con el paso de los años a desarrollarlo ya que se va desarrollando a medida que nuestro sistema nervioso madura con la edad. 

La impulsividad o falta de autocontrol se define como la tendencia a actuar rápido y sin planificación, es decir, es cuando no tenemos en cuenta las consecuencias que pueden acarrear nuestros actos.

Podemos decir que un adolescente es impulsivo cuando: primero actúa y luego piensa, es muy impaciente y quiere lograr su objetivo como sea, se comporta de manera desorganizada y sin planificación, le cuesta esperar su turno para hablar, no puede seguir reglas simples o normas de conducta, presenta baja tolerancia a la frustración, no sabe gestionar las emociones, toma riesgos innecesarios en su vida cotidiana.

Beneficios de controlar la impulsividad:

Aprender a escuchar, a pensar antes de hablar o actuar, a esperar su turno, mejora tanto la convivencia familiar y escolar como la tolerancia a la frustración, mejora la comunicación y las relaciones sociales, produce un incremento en la autoestima

la adolescencia es una etapa evolutiva donde se desarrollan muchos de los valores que vamos a incorporar a lo largo de nuestra vida. Además, es una etapa difícil donde es necesario el apoyo familiar, aunque parezca que el adolescente no lo quiera.

Con la ayuda adecuada, los adolescentes pueden aprender a controlar sus impulsos y a adquirir las herramientas necesarias para asumir esta nueva etapa de una manera efectiva.

Trabajaré con los adolescentes en sesiones individuales la gestión de la ira, la tolerancia a la frustración, la asunción de límites, . . .

Si notas que tu hijo tiene conductas que antes no manifestaba, y suelen ser perjudiciales para él mismo y para el resto, no es que hayan cambiado sus gustos: se trata de una señal de alarma que te está diciendo que algo está pasando